martes, 11 de abril de 2023

Cuento Nunca olvides tus audífonos

José Andrés caminaba lento por las Vías del Ferrocarril rumbo a su casita rural; siempre marchaba unos 2 km por sobre la vía porque era el camino más limpio que tenía para llevar a casa, de lo contrario tenía que atravesar caminos de tierra que muchas veces estaban llenos de lodo, casi intransitables.
Qué buenos ingenieros tienen los ingleses se decía a sí mismo, mira que han pasado inundaciones y las vías jamás fueron cortadas por el agua siempre se mantuvieron por encima del nivel, esto habla de una gran obra de ingeniería se respondía. Y era cierto, en realidad los ferrocarriles fueron programados en Argentina para llevar la producción de los campos directamente a Puerto.
Cruzaban lugares altos y bajos, es por eso que era necesario un gran plan de ingeniería que evitar que la máquina ferroviaria quedará parada en medio de la nada cargada de cereal, hacienda o de otras riquezas de la tierra.
Mientras pensaba esto alcanzó a divisar el humo de la chimenea de la chacra, mamá debe estar haciendo sus típicas tortas fritas pensó y se le hizo agua la boca; es que doña Mariela era una extraordinaria cocinera.
Seguía concentrado en sus pensamientos cuando de pronto de un recodo del camino apareció la máquina ferroviaria, esa enorme mole de hierro, cuyo conductor apenas alcanzó a tocar la bocina cuando sintió El golpe contra el hombre.
José Andrés ese día caminaba sin los audífonos puestos y cuando vio la máquina, fue demasiado tarde.
Néstor Salgado
Su nuevo libro publicado es Razones para vivir, compralo, se agota


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