No solo en la clase baja, o media, la cual ve permanentemente perder poder adquisitivo a su salario, con gremios que arreglan aumentos salariales que siempre corren detrás de la inflación.
También los inversores no saben si invertir o no en el país porque realmente es un país que genera ciertas inseguridades sobre el posible rendimiento económico de sus inversiones.
Porque saben además que a esto hay que agregarle un alto costo fiscal.
Al que produce lo que terminan agobiando con impuestos para sostener un populismo en decadencia.
Un cierto progresismo clientelista, que en definitiva no ha permitido el pleno desarrollo del potencial productivo del país.
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